Tendencias Miguel Ángel Flores Manzo
A la cultura la transmutó el consumismo
Cultura, posible definición:
Conjunto de conocimientos e ideas no
especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades
intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo.
¿Qué estudian los jóvenes en gran medida? ¿Qué
consumen, absorben y comprenden como cultura? Han hecho un verdadero arte del
meme, al punto de extrapolar cualquier situación común a un absurdo total. Un
trabajo titánico de los máximos exponentes de los memes, aquellos que no se les
escapa nada, ni en las noticias, ni en el error cotidiano de la vida más común.
Artistas del momento, que eternizan la desgracia del otro o su falta de cuidado
verbal, cualquier furcio (argentinismo, error o incorrección oral
que comete alguien en público)
puede ser nutriente para la cultura del meme.
Hay toda una
revolución en cuanto al anime, desde Boruto hasta Attack on Titan, pasando por el
interminable Naruto. Sin dudas hay un
profundo estudio en las cualidades y facultades del interminable universo del
anime, es tan vasto, tan complejo, que la mente necesita del ejercicio diario
para absorber toda su evolución.
Los tipos o géneros de anime se
pueden clasificar según el público y según la temática, entre los más vistos y
los más seguidos, destacan el kotomo, seinen, gore, yuri, magical, kemono,
entre otros. No es nada raro que un adolescente este profundamente enamorado de
un personaje de animé, por ejemplo la encantadora Narumi Momose o el enamoradizo
Goro de la zaga Darling
in the FRANXX.
A
todo esto, y en aras de una cultura que se las trae con la variedad sexual, el
hentai (en japonés, que quiere decir
“pervertido/perversión” o “transformación) ha derivado en un árbol de
intrincadas ramas sexuales, al cual los jóvenes tienen acceso en internet y sin
mayores costos: Yaoi, Yuri, Vainilla, Furry, Ashikoki, etc. En esta forma de
dibujo animado no restringido ni regulado, encontraremos Bakunyû, mujeres con senos anormalmente
grandes, Futanari, personajes hermafroditas o transexuales, que
pueden tener ambos genitales. Lolicon. Niñas preadolescentes o prepúberes. No hay límites en el hentai,
amparado por las formas animadas lo imposible se vuelve real. No existe un
disparate sexual, el disparate sería para sus miles de creadores, no
intentarlo.
Todo esto es un conjunto de conocimiento e ideas, vertidos a las
nuevas generaciones, las cuales han desarrollado en los últimos 20 años el
estigma de la imagen. La perpetuidad de la postura, el look, el retoque, el
permanente estado de felicidad o lo opuesto, total apatía. El ojo joven es tan
culto como una esponja que absorbe formas, brillos, colores y gestos a veces
tan contorsionados como interesantes.
Horas de lectura en páginas sociales varias, que conllevan un
desarrollo del intelecto inmediato, a fin de resolver la marejada de
información que ataca a las neuronas. Que profunda transformación de la cultura,
para comprender algo tan simple, expresado cierta vez por Karl Lagerfeld, el consumismo es la nueva
cultura.
¿Heredaremos a las siguientes 2 generaciones esta dramática transformación
de la cultura? ¿Reemplazará este flujo de internet y consumismo a la cultura
sostenida por tradiciones de tiempos remotos? En lo vertiginoso de los cambios
actuales, podría desvanecerse lo conocido por cultura, hasta ser una sopa de
fugaces datos estéticos, ideologías de pobres cimientos, lecturas vagas como el
meme y los posteos a la pasada. Cultura animada hasta la deformidad, donde los
sentidos confunden lo real de lo virtual.
Porque
hay un trabajo y un estudio de todo el universo consumista, no es lo mismo ser
Otaku que pansexual, no da lo mismo seguir a Anonymous que a Dross en sus
canales de You Tube. El flujo de información es tan vasto que bien podría
lograr una forma de cultura ramificada, tanto como datos en movimientos haya.