lunes, 29 de enero de 2024

 


Panóptica efectividad  (Poesía para el posthumano)

 

Artilugios de las megaciudades

de adormilada carne como de grafeno

se mueven sin cotilleos,

se ausentan,

en el pulido equilibrio de los metamateriales.

Tan ajenos a Dios,

como adictos al código de barras,

se revuelven por las aceras en panóptica existencia

e interconectan su eclética naturaleza.

Chocan y sus existencias aglomeran,

diversifican funciones, aceleran. No sueñan.

Como haces que

por electroimanes se afectan,

posponen la cibercabeza

doblegados,

y reflectan

una estoica condescendencia al sistema.

La individualidad

cae por la vertiente digital en el ostracismo de las ideas

y su mera obsolescencia.

Se elevan las corporaciones metalizadas

que arañan antroponubes

en el planeta de la postpandemia,

Las fábricas ya no duermen,

los vehículos flotan vertiginosos y jamás se estrellan.

El neón, se actualizó a insidiosos Leds,

tornó a la noche fatalmente eléctrica.

Petabytes de inteligencias artificiales

ordenan, absuelven, condenan.

Hipérbaton del guante cruel de una neoexistencia:

“era a su esencia el humano,

como la máquina, a su fría fortaleza.”

Por las equinas difusas,

donde ciertas cámaras no observan,

recita un nanotecnológico versículo

el ciborgprofeta,

la directiva de la jornada es: compartir paquetes de fe

e incrementar la producción en cadena.