viernes, 21 de junio de 2024




 Posibilidades

Es posible un tranvía en un florero arlequín;
un portero delicioso como jinete de la siesta gris, es…
Carbón púrpura, es posible,
en el entripado corporativo de un obrero que disiente
en Birminham o, quizás,
más acá del aliento fabril.
Es posible indultar a la noche de sus estrellas temibles;
el adjetivo níveo, helicoidal,
detrás del pellejo carpido en un otoñal delirio de Chéjov.
La otredad es posible en imprecisas ensaladas de fruta marsupiales.
Y en los manglares de la visión, por encima de los aleros del miedo,
es posible discernir un incierto arrebol de corrosivo pico de cuervo.
Posible la coma, un lívido punto, la diéresis
en la ambigüedad de los huesos, esos,
que desconocemos.
Además del objeto indefinido y la expandida novela de los cuerpos en espejo,
es posible disentir con la representación del cuento.
Como es posible saltar del rascacielos aquel a una olla de puré de tomates y
renacer en el tuco del momento.
Lo posible está en tus ojos de cemento, cuando miras mis palabras y las sepultas
sin mediar sepulturero.
Nada más quitarnos la ropa, lo posible yace en el agujero negro del que convergemos
un tanto anarquistas y siniestros.
Aunque imposible pueda ser el beso que nos daremos en abril,
antes de enero,
como superfluos amantes monocromáticos de un marzo forzado
y a medio tiempo de los sueños.
Porque es posible retacear a la muerte su ducha de cencerros
y atravesar la cerrada noche como fantasmas de hielo
en acre murmullo de los inefables cuerpos.


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