Poesía
posthumana
¿A qué llamo poesía
posthumana? Es factible que si nuestra civilización persiste en el tiempo (sin
dudas lo creo posible), más allá del ser humano y el transhumano, nos
encontremos con una nueva dimensión de humanidad. Para esa posibilidad escribo,
buscando un nexo entre nosotros (los carnales) y ellos (amortales). Pensar para
una quinta dimensión, desde una dislocación del espacio tiempo, desde la prometedora
realidad virtual, las nuevas tecnologías y lo que vendrá. Extrapolar conceptos,
viajar lejos de uno mismo y de las limitaciones de la realidad…, soñar,
vaticinar y vislumbrar lo posible e imposible.
La poesía posthumana es una
manifestación fría y contundente de un mundo que vendrá y que, de una o de otra
manera, nos alcanzará. Seremos transformados, como nunca antes y más allá de la
ciencia ficción. Es la vision profética,
de dura y cruda evolución, con terminología acorde e imaginación desbordada, lo
que compone esta forma de poesía. Habrá quién le guste y quién no. Solo me dejo
llevar por un profundo despertar onírico y espero que ustedes lo hagan también.
Neoictiocultura (poesía para el posthumano)
Branquioindividuos del cúmulo globular
que moran dimensiones
y parasitan galaxias
como certeros y volitivos peces.
Se proyectan
cual jinetes del raid meteórico,
más allá,
de los espasmos lumínicos
de Lensed Star.
Se abstraen, se rebelan
y encorvan el tejido espaciotemporal.
Son entes convulsos
autárquicos, pletóricos. In vitro.
Siempre Ellos y entre Ellos,
nunca nosotros,
su simiente.
Viajan en lapsos y trastocan materia.
Telépatas empoderados que eclosionan en primitivos mares
de satélites grises
o planetoides olvidados,
tan membranosos, aunque notoriamente ahusados.
Hidrodinámicos.
Amortales y clasistas.
Inconmensurables heraldos de la supersimetría,
erigidos
como únicos y abnegados artesanos de la materia oscura,
(Paramento incognoscible que viste la intimidad del orbe sin fronteras)
proliferan en panspermia incontenible
hasta sepultar
el atavismo de la madre Tierra.
H2O (poesía para el posthumano)
2043:
la tierra en llamas.
Transhumanos
de la puna, con sus cholas a pila,
en
desahuciada reyerta.
Larati
es una boca en grieta
y
Cochabamba estalla entera.
Hay
un broker automatizado
arrasando
las reservas.
Los
glaciares son colonias
de
entidades cibernéticas
y
lo único que nos muestran es la noticia incierta.
Arrománticos
contemplan
en
sus pantallas polidimensionales,
beben
sake sintetizado
mientras
Chile se desintegra.
Ni
vestigios de agua fresca.
No
hay esteros, no hay represas,
ni
siquiera hay en botella.
De
charqui es la esperanza
tras
la cordillera.
Un
chilote abandonado a su suerte seca,
con
su garganta desierta,
aúlla,
brama y sueña una cascada que fluye,
una
ducha de cerveza,
alcantarillas
que danzan en su siesta;
mientras,
su roboasistenta,
aceita
carcomidos
servomecanismos
de
su rodilla izquierda.
¿Quieres
agua?
he
aquí, la última oferta:
un
implante para la intromisión en la conciencia.
La
sequía arrecia, la controlan con antenas,
ondas
de alta frecuencia que
bisbisean
en la ionosfera.
Son
flirteos de los amos con sus nubes,
las
endiosan y las seducen,
con
utópicas tormentas.
No
habrá lluvias, ya no habrá…
Solo
un abrazador enrojecido sol
hará
tronar la tierra,
hasta
que los autopercibidos huesos
entreguen
con sumisión
lo
que resta de cabeza.
Los
megagremios en Venus flotan y ordenan,
son
lenticulares sus naves
y
electromagnéticas sus fuerzas.
Todo
frío (poesía para el posthumano)
Son, éstos, los tiempos del cibercomportamiento,
fluctuante reinado de los interconectados.
Viajeros sin cuerpo,
desclasados, masificados.
De arrobas o de equis se han arrogado
los desmadrados de Babel,
amasados y sin un estilo claro.
Teclear… como
todo movimiento;
arritmia de los dedos
para, por, cuando,
hacia el frenesí del golpeteo.
Estar en línea
para la única fila que sola camina,
en el mesmerismo de Fritz Lang.
Digitales sean los nuevos maestros
de los punteros eléctricos,
obsecuentes
y cancerberos del latente momento.
Es piedad de máquinas
que amamantan aquellos,
los enclenques patitiesos en sus ergonómicos
asientos.
Pensantes
del momento ínfimo,
destazan sus neuronas
por las redes y sin disensos;
cargan sus traps
de enguantados padrenuestros.
Virtual enjambre de empalados en frio,
amalgama de seres sin más argumento
que el del acontecimiento inmediato.
Hay modas a sotavento;
laberinto de cárceles de eventos posteados.
Y son los perros, por miles,
se arrancan sus ojos enfermos,
para no ver al hombre masticar un destino ¿ajeno?
“Neuralink eran los de antes”,
dijo un viejo,
tan antiguo como el ajenjo.
Quizás, en estos tiempos del cibercomportamiento,
otro idiota que leyó: ”El guardián entre el centeno”
fue abducido, con lo puesto,
por aquella Corporación,
sin E-Mail, o remoto nombre,
sin estatus aparente,
ni torres elefantiásicas o servidores al corriente;
sin pasados que la condenen
y ni una mota de prisa,
without
life…,
con un trillón de esmaltados dientes.