martes, 9 de febrero de 2021

 

Salud. Comportamiento humano.         Miguel Ángel Flores Manzo                                                 

 

 

El no como factor determinante

 

 

¿Qué tan importante puede ser decir no en el momento adecuado? En muchos casos es determinante para nuestras vidas y salud física y mental. Lo expresaré con una anécdota de a mi amigo Ramón x. Una historia que puede tocarnos de cerca.

Era muy temprano en la mañana, Ramón vivía en su modesta casa. La noche anterior se había acostado tarde por escuchar a un sobrino que estaba depresivo.¿Cómo no ayudarlo?  Al otro día sería domingo y él podría dormir hasta más tarde.

No pasó como lo planeó, la puerta de su casa tronaba con los golpes. Ahí estaba por enésima vez Oscar, su compañero de la escuela primaria, devenido a un paria alcohólico. Le pedía por favor ayuda para comprar gas envasado y víveres. Ya nadie le abría las puertas a Oscar, era un borrachín sin remedio. Ramón no le negó asistencia a un viejo amigo. Medio dormido y sin pensarlo, desenroscó su garrafa y juntó algunos paquetes de alimentos para Oscar; quien trastabillando cargó con todo, mientras prometía regresar con un envase vacío al mediodía. Ramón tiritando volvió a su cama.

Al rato, golpearon de nuevo su puerta, esta vez era su hijo mayor. Acudía a su padre por un favor,  necesitaba prestada  su casa en el horario de la siesta, para intimar con su novia, ya que en lo de su amigo (donde vivía) las cosas se habían complicado. Le dolía la cabeza a Ramón, restregándose los ojos le dijo que sí. No lo pensó mucho, solo deseaba descansar, cosa que se había vuelto imposible. Después de abrigarse deseó tomar un té, pero le había prestado su garrafa a Oscar. Demás está decir que para ese mediodía el envase vacío no llegó, y sin gas para cocinar, Ramón tuvo que contentarse con unos pequeños emparedados. Ni una bebida caliente  que le calme el frío.

A la siesta llegaría su hijo, por eso, Ramón mal dormido y con frio por no tener gas con que entibiar su casa, se arrebujó en su campera y se dispuso a ir a un parque a leer un libro durante esas dos horas que su hijo requería intimidad. Cuando salía, el vecino que siempre le cuidaba la casa en su ausencia, le pidió que llevase su perro al parque. Ramón lo miro un instante y no pudo decir que no, la sonrisa de su vecino era tan amplia. El perro era un labrador y si tenía algo de inquietante el bello animal, era que si se le soltaba la correa, salía disparado como un misil para hacer un estropicio o cruzar la calle sin percatarse del tráfico. Si Ramón ya se sentía mal, ese perro inquieto lo puso aún peor en el trayecto; no llegó a leer su libro ni a descansar un minuto.

 Al regresar a su casa su hijo ya no estaba, así como tampoco la cena en su nevera. Cayó en su sofá abatido y malhumorado. Al llegar la noche, el bueno de Ramón se encontraba solo en su casa con dolor de cabeza y frio. Nada tenía para comer.

Molesto y con un dolor agudo por los nervios, se dirigió a la única proveeduría que permanecía abierta. Lugar al que él iba muy poco. Cuando le pidió por favor al despachante una garrafa a cuenta y unos sobres de sopa instantánea, este le dijo que no. Así, tajante, un no. Alegando que en ese lugar no se le daba fiado a ningún vecino. Ramón regresó a su casa con un dolor intenso en su costado y  cabeza, y un no por respuesta rotunda. Mi amigo, muy solo en su casa lloró, sin comprender. Él no le había dicho no a los demás.

Saber cuándo decir no, es imprescindible para nuestra salud mental y física.

 Tendencias                                                         Miguel Ángel Flores Manzo

 

A la cultura la transmutó el consumismo

 

Cultura, posible definición:

Conjunto de conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo.

 

¿Qué estudian los jóvenes en gran medida? ¿Qué consumen, absorben y comprenden como cultura? Han hecho un verdadero arte del meme, al punto de extrapolar cualquier situación común a un absurdo total. Un trabajo titánico de los máximos exponentes de los memes, aquellos que no se les escapa nada, ni en las noticias, ni en el error cotidiano de la vida más común. Artistas del momento, que eternizan la desgracia del otro o su falta de cuidado verbal, cualquier furcio (argentinismo, error o incorrección oral que comete alguien en público) puede ser nutriente para la cultura del meme.  

Hay toda una revolución en cuanto al anime, desde Boruto hasta  Attack on Titan, pasando por el interminable  Naruto. Sin dudas hay un profundo estudio en las cualidades y facultades del interminable universo del anime, es tan vasto, tan complejo, que la mente necesita del ejercicio diario para absorber toda su evolución.

Los tipos o géneros de anime se pueden clasificar según el público y según la temática, entre los más vistos y los más seguidos, destacan el kotomo, seinen, gore, yuri, magical, kemono, entre otros. No es nada raro que un adolescente este profundamente enamorado de un personaje de animé, por ejemplo la encantadora Narumi Momose o el enamoradizo Goro de la zaga Darling in the FRANXX.

A todo esto, y en aras de una cultura que se las trae con la variedad sexual, el hentai (en japonés, que quiere decir “pervertido/perversión” o “transformación)  ha derivado en un árbol de intrincadas ramas sexuales, al cual los jóvenes tienen acceso en internet y sin mayores costos: Yaoi, Yuri, Vainilla, Furry, Ashikoki, etc. En esta forma de dibujo animado no restringido ni regulado, encontraremos   Bakunyû, mujeres con senos anormalmente grandes, Futanari, personajes hermafroditas o transexuales, que pueden tener ambos genitales. Lolicon. Niñas preadolescentes o prepúberes. No hay límites en el hentai, amparado por las formas animadas lo imposible se vuelve real. No existe un disparate sexual, el disparate sería para sus miles de creadores, no intentarlo.

Todo esto es un conjunto de conocimiento e ideas, vertidos a las nuevas generaciones, las cuales han desarrollado en los últimos 20 años el estigma de la imagen. La perpetuidad de la postura, el look, el retoque, el permanente estado de felicidad o lo opuesto, total apatía. El ojo joven es tan culto como una esponja que absorbe formas, brillos, colores y gestos a veces tan contorsionados como interesantes.

Horas de lectura en páginas sociales varias, que conllevan un desarrollo del intelecto inmediato, a fin de resolver la marejada de información que ataca a las neuronas. Que profunda transformación de la cultura, para comprender algo tan simple, expresado cierta vez por  Karl Lagerfeld, el consumismo es la nueva cultura.

¿Heredaremos a las siguientes 2 generaciones esta dramática transformación de la cultura? ¿Reemplazará este flujo de internet y consumismo a la cultura sostenida por tradiciones de tiempos remotos? En lo vertiginoso de los cambios actuales, podría desvanecerse lo conocido por cultura, hasta ser una sopa de fugaces datos estéticos, ideologías de pobres cimientos, lecturas vagas como el meme y los posteos a la pasada. Cultura animada hasta la deformidad, donde los sentidos confunden lo real de lo virtual. 

Porque hay un trabajo y un estudio de todo el universo consumista, no es lo mismo ser Otaku que pansexual, no da lo mismo seguir a Anonymous que a Dross en sus canales de You Tube. El flujo de información es tan vasto que bien podría lograr una forma de cultura ramificada, tanto como datos en movimientos haya.





 

 

Economía.                                                      Miguel Ángel Flores Manzo                                           

Ecosistema digital post-pandémico

   Sin duda esta pandemia global aceleró de manera exponencial el proceso de digitalización del dinero en papel. Nos sumergió de lleno en el universo virtual, desde las videoconferencias al teletrabajo, la masiva interacción en las redes sociales y las interminables ofertas de estudios a distancia.  Tanto aprendimos a consumir artículos varios desde la comodidad de nuestros hogares, como a viajar por el mundo en video que internet brinda. Somos ese usuario curioso, desde la seguridad de su computadora, merodeando por el Street view del Google maps. 

   Desarrollamos, una nueva manera de convivir con las sillas, sillones, banquetas y sofás. De comprender, además, nuestras cuatro paredes como espacios vitales y de supervivencia. Y,  por suerte, a nuestros seres queridos como fundamentales. Pero, por sobre todas las cosas, nos interconectamos en una novedosa realidad virtual llena de incertidumbre para algunos y aventura para otros. 

   Ahora somos contraseñas, perfiles y cuentas varias. Nuestro dinero se expresa en números en las pantallas fluyendo de aquí para allá entre servidores. Nuestras fotos, los datos y algunos sueños se empezaron a almacenar en las nubes. Dicho sea de paso, quien bautizó nube al servidor informático, es brillante. Dotar de ese nombre tan sutil a un artilugio que es capaz de almacenar cada byte de nuestros gustos, nuestra vida, nuestro pasado y nuestras afiliaciones es sencillamente una genialidad del disimulo. 

   Hemos perdido muchas vidas en esta pandemia impiadosa, muchos quebraron sus negocios y otros intentan encontrarse a sí mismos, como los que son víctimas de un huracán o tornado. El brutal sacudón de la tempestad los deja entre escombros heridos y desorientados. Así deambulan por la devastación, juntando su alma con sus enceres, sin noción clara de futuro. 

   Si algo hizo con quirúrgica precisión esta tremebunda pandemia es sumergirnos a todos en este ecosistema virtual. Esta geografía de dispositivos tupidos de aplicaciones que nos muestra un frío paisaje,  especialmente, en el orbe de las finanzas.  Alguna vez el dinero se respaldó en el oro; después de Nixon, en el petróleo; ahora en los servidores y las computadoras generándolo de acuerdo a las fluctuaciones del mercado. 

   El corresponsal bancario que antes nos ayudaba como un puente entre en los clientes y las entidades financieras, ahora está en nuestros celulares por el arte de magia de las aplicaciones. ¿Nos hace sentir poderosos nuestras billeteras virtuales y la rapidez con la que generamos transacciones? Despertarnos una mañana y vemos los números allí, en nuestras cuentas, por la gracia del subsidio del estado o de nuestros empleadores físicos/virtuales. ¿Simplifica esto nuestras vidas sin delegar nada? 

   En este ecosistema post pandémico que heredaremos, un viaje en compañía de otros aventureros dentro de la plataforma zoom, puede ser antiséptico, entretenido y seguro. Aunque apeste a fritura de nuestra cocina y los rayos del sol acariciando nuestro rostro provengan de la lámpara de luz del cuarto. 

   Lo creamos o no seremos tan virtuales como debamos ser, a fin de acompañar a esta nueva realidad aceitando sus engranajes. Nuestras citas amorosas con Face Time o Whatsapp podrán tener luz de velas acompañando una buena cena en las videollamadas y podremos hasta llegar a imaginar el chin chin de los cristales al acercar un brindis a las cámaras de los dispositivos. Ahora bien, veamos con atención algunos datos interesantes del ecosistema digital pandémico:

    Las celebraciones religiosas nos hallarán en salas de Facebook live, Instagram u otro cibersitio. El pastor salvadoreño René Molina citó: “Serán servicios sin personas, pero transmitidos para poder llegar hasta donde usted se encuentra a través de la tecnología”. 

   Por otro lado, las aulas físicas en los colegios hoy permanecen vacías y mientras algunos intentan encajar en este nuevo sistema de enseñanza, otros se arriesgan a las nuevas herramientas virtuales y conceptos como el planteado por Juan Armando Sánchez, profesor titular en Bogotá, quien sostiene: “El curso dejó de ser una lista de chequeo de temas, que yo incluía en programas y charlas presenciales, y se convirtió en paquetes de actividades orientadas en dejar mensajes perdurables en el estudiante”.   

   En cuanto a las finanzas, Freddy Castro Badillo, director del programa Banca de las Oportunidades, propone la meta de bancarizar al ochenta y cinco por ciento de los colombianos adultos antes del 2022. De acuerdo al periódico El Mercurio de Chile, sobre una nota de febrero del 2020, los chilenos han incrementado la frecuencia de compra mensual por internet por la alta bancarización (Arriba del setenta y cinco por ciento de su población). Así mismo decrece sin pausa el uso de dinero en efectivo, derrotado por el medio digital y sus variadas propuestas como mercado pago, billeteras virtuales y las aplicaciones que ofrecen los bancos  En argentina se avanzó, a través de una importante asistencia del Estado a la inclusión de un vasto sector de la población que permanecía fuera del sistema. Desde la omnipresente asistencia del ANSES, en pocos meses se impulsará a cuatro millones de personas a bancarizarse. De esta manera muchos argentinos podrán entran en este nuevo mundo del dinero digital. Fernanda Raverta, titular de la entidad indicó: “La idea es que podamos finalizar este cronograma con el cien por cien de hombres y mujeres bancarizados. Esta situación es muy dinámica y vamos a seguir haciendo cuestiones que acompañen a las familias, entonces es importante que todos tengan su CBU". 

   Sin duda alguna nuestras vidas cambiaron significativamente, en este nueva realidad virtual, la interconectividad será esencial. Los celulares serán portales al multiuniverso de las interacciones humanas y las transacciones. Todos seremos absorbidos por el sistema más temprano que tarde, o quedaremos tan aislados como un eremita en una cueva. 

   La bancarización masiva es la gran madre de las realidades, más que el amor chateado, las neosociedades on-line o la educación virtualizada. El dinero, esta adictiva necesidad que la humanidad ha creado, ahora se soporta y se respalda en servidores dispersos por el planeta y a la buena del mercado. Si algo logró esta pandemia es meternos a todos tan adentro de esta matrix. Lo virtual se nos hace tan familiar como las begonias de las macetas en el jardín. Y que Dios nos asista si no logramos escanear con precisión el código QR para pagar los víveres en el almacén. Antes que la interconectividad del 5G.  lo absorba todo, sería oportuno comenzar a asimilar este suceso virtual al que nos dirigimos todos tan aprisa como se puede.

   Bienvenidos todos al maravilloso y oportuno ecosistema digital post -pandémico.