martes, 9 de febrero de 2021

 Tendencias                                                         Miguel Ángel Flores Manzo

 

A la cultura la transmutó el consumismo

 

Cultura, posible definición:

Conjunto de conocimientos e ideas no especializados adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el estudio y el trabajo.

 

¿Qué estudian los jóvenes en gran medida? ¿Qué consumen, absorben y comprenden como cultura? Han hecho un verdadero arte del meme, al punto de extrapolar cualquier situación común a un absurdo total. Un trabajo titánico de los máximos exponentes de los memes, aquellos que no se les escapa nada, ni en las noticias, ni en el error cotidiano de la vida más común. Artistas del momento, que eternizan la desgracia del otro o su falta de cuidado verbal, cualquier furcio (argentinismo, error o incorrección oral que comete alguien en público) puede ser nutriente para la cultura del meme.  

Hay toda una revolución en cuanto al anime, desde Boruto hasta  Attack on Titan, pasando por el interminable  Naruto. Sin dudas hay un profundo estudio en las cualidades y facultades del interminable universo del anime, es tan vasto, tan complejo, que la mente necesita del ejercicio diario para absorber toda su evolución.

Los tipos o géneros de anime se pueden clasificar según el público y según la temática, entre los más vistos y los más seguidos, destacan el kotomo, seinen, gore, yuri, magical, kemono, entre otros. No es nada raro que un adolescente este profundamente enamorado de un personaje de animé, por ejemplo la encantadora Narumi Momose o el enamoradizo Goro de la zaga Darling in the FRANXX.

A todo esto, y en aras de una cultura que se las trae con la variedad sexual, el hentai (en japonés, que quiere decir “pervertido/perversión” o “transformación)  ha derivado en un árbol de intrincadas ramas sexuales, al cual los jóvenes tienen acceso en internet y sin mayores costos: Yaoi, Yuri, Vainilla, Furry, Ashikoki, etc. En esta forma de dibujo animado no restringido ni regulado, encontraremos   Bakunyû, mujeres con senos anormalmente grandes, Futanari, personajes hermafroditas o transexuales, que pueden tener ambos genitales. Lolicon. Niñas preadolescentes o prepúberes. No hay límites en el hentai, amparado por las formas animadas lo imposible se vuelve real. No existe un disparate sexual, el disparate sería para sus miles de creadores, no intentarlo.

Todo esto es un conjunto de conocimiento e ideas, vertidos a las nuevas generaciones, las cuales han desarrollado en los últimos 20 años el estigma de la imagen. La perpetuidad de la postura, el look, el retoque, el permanente estado de felicidad o lo opuesto, total apatía. El ojo joven es tan culto como una esponja que absorbe formas, brillos, colores y gestos a veces tan contorsionados como interesantes.

Horas de lectura en páginas sociales varias, que conllevan un desarrollo del intelecto inmediato, a fin de resolver la marejada de información que ataca a las neuronas. Que profunda transformación de la cultura, para comprender algo tan simple, expresado cierta vez por  Karl Lagerfeld, el consumismo es la nueva cultura.

¿Heredaremos a las siguientes 2 generaciones esta dramática transformación de la cultura? ¿Reemplazará este flujo de internet y consumismo a la cultura sostenida por tradiciones de tiempos remotos? En lo vertiginoso de los cambios actuales, podría desvanecerse lo conocido por cultura, hasta ser una sopa de fugaces datos estéticos, ideologías de pobres cimientos, lecturas vagas como el meme y los posteos a la pasada. Cultura animada hasta la deformidad, donde los sentidos confunden lo real de lo virtual. 

Porque hay un trabajo y un estudio de todo el universo consumista, no es lo mismo ser Otaku que pansexual, no da lo mismo seguir a Anonymous que a Dross en sus canales de You Tube. El flujo de información es tan vasto que bien podría lograr una forma de cultura ramificada, tanto como datos en movimientos haya.