Antipoesía
Antipoesía,
una forma molesta, embarazosa y, sin compás, de recombinar palabras; la
migración del buen gusto a ciertos estadios trágicos, turbios. En definitiva,
un giro de último momento por la cerrada curva de la creatividad.
Proclamo
a la antipoesía en esta mañana apagada de picoteados nísperos y laurel sofocado.
La veo deambular, desnuda y aterida, sobre el musgo; profundamente vagabunda
por el patio del absurdo.
La
antipoesía, un objeto confuso para adorar desde los pasillos de la locura;
polvo que arrojar al vendaval en el remolino del tiempo. Una epidural
descuidada al tuétano del alma.
Antipoesía…
Al
leer, tápense los ojos.
Luces del túnel
Luz
blanca en la explanada
subterránea.
Ecos
a la distancia amagan
y
un fantasma reaparece de azulejo
surcado
por irremediables dedos con caca.
Por
diarios, entronizada, te hallo
sobre
una banca poco convexa,
nada
lisa, abollada.
Escupo
en tu laxa oreja,
fuente
de plegadas parábolas,
malditos
versos de un poeta entristecido
y
aún más maldito.
Y
solo pedos, ¡rajá de acá!, tú me contestas.
El
tren marchito, esta vez, no tarda;
como
una máquina de mazapán
abre
su boca ,
escupe
moscas del subterfugio y otras endebles cosas mojadas.
Voy
al agujero,
quedas
atrás, enrollada,
hecha
un ovillo de festichola parda;
arrepentida,
quizás, y meada…,
estrafalaria.
Concierto en Caterpillar
Darío
ronca
topadoras
por la avenida.
Su
panza abandonó la brisa
y
su risa, por completo, desencaja.
Se
rasca orejas y el mordaz ombligo
y
es el manchado espejo
que
lo detesta en las mañanas.
Él
se mira con franca justeza
a
ver, si acaso, ¡despierta!
Ronca
Darío
hipopótamos
ralos estreñidos
y
aguarda por aquel sueño, en vano,
de
adelfinadas y ufanadas gacelas
tuertas,
que
corren elípticas por la sabana,
y
las frescas noches de estrepitosas fresas.
Darío
ronca
latrocinios
de blindados tanques en su siesta;
taxativas,
sus entrañas, le molestan.
Su
panza abandonó la brisa
y
es la camisa que ya no prende
en
el paralelo que más le sorprende
de
su absurda y abnegada barriga.
Ronca
Darío
monolíticos
cencerros en la misa,
y
judíos, al remate, en Caterpillar.
Misterio
Que
me perdone Juan XXIII
y
descanse, eterna, su aura;
pero
es la amarga conciencia
que
abre las puertas del karma.
El
miriñaque del cielo, a la sotana, sostuvo,
si
acaso el incubo, repartidor “de la leche”,
profanó
las eclesiásticas telas doradas
con
la mancha viscosa de la infernal legionaria,
en
el devenir de las apócrifas páginas
leídas,
boca abajo, en las iglesias paganas
y
en cenizas de episcopal ausencia
la
fumata negra se ha engullido al Papa.
Quién
logre entender, que mande una carta,
siempre
hay un listillo revelador de misterios,
para
sus ojos de búho y cabeza plana
será,
esta poronga, una veritas papa.
Pura vida
En
la cuna de la demencia
mora
un bebé demacrado,
perdido
en recortes de diarios,
en
alfileres de gancho y masilla.
Sus
manos, con precintos, sujetas;
torcida,
su boca, una tabla.
Aterciopeladas
ratas darán cuenta
de
la carne almidonada de blanca
a
morada de frió y marchita.
Ataúdes
a medida, ¡quién quisiera!
para
una muerte de alabastro tan pequeña;
tanto
que
no deja, su alma, a la osamenta.
Un
despiece de rosarios en la seda,
varios
cirios encendidos desvelados,
otros
rezos, otras cruces dadas vuelta,
alguna
daga que ansiaba ser afilada
y
se ha usado
como
se usa, mal, la baba negra.
En
la cuna de tal corrugada locura,
la
paloma, en su desplume, descansa
bien
sumida en la noche de las noches,
de
procaces maxilares en penumbras
y
de efímeras hornallas asfixiadas.
El toque
El
tormento es tu caricia aceitosa,
deja
marcas de una pena a la rastra,
surcos
rancios en mi espalda surcada,
crudos
lirios, la dermis, demuestra.
¡Qué
me tocas y no me tocas, me desgarras!
Son
anclas tus lacerantes uñas,
ancladas
en las encarnadas huellas.
Será
una canica de pizarra partida,
o
será agrio tazón de avena;
será
leche de madre yerma,
quizá
la cáscara de una larga condena,
mas
nuca seré, yo, por tus manos malsanas,
hurtados
jirones de voluntades necias.
Perfidia
paren tus ojos ambiguos,
llenos
de tiras expoliadas mías,
en
el plano obtuso de la concupiscencia,
en
el sumun de la tiranía.
Son
insidia tus dedos de brea
y
caminan,
sarmentosos
caminan,
por
los valles velludos, caminan;
poseen
lo que arrancan,
y
segregan.
Caníbales al pasto
Corten
y coman los trozos,
cenen
a panza repleta
que
mi carne les sacie el espanto,
sufrida
hambreada jauría.
Han
visto, les dejo mis partes
tan
limpias como blanca vajilla;
mastiquen
los muslos, de apoco,
ahonden
hasta cansar la barbilla.
Es
suyo mi cuerpo agotado,
abandono
del destino a las bestias,
la
tundra no ha dejado comida
y
surgen, las horas, desiertas.
Coman
de mí, ya parto,
caliente
esta sangre los baña
y,
en caso, que comieren mis hijos,
¡se
ahoguen, bien, con mi picha longeva!
¡Qué mierda de porqueriza!
Qué
puerquito eres,
un
puerquito.
Olfateas
escasas tetas,
recién
asomadas;
bacalaas carnes sonrosadas.
Desde
penumbras apesadumbradas
sórdidos,
tus ojos, contemplan
el
promontorio meloso de la zanjada.
Puerquito
narigudo,
eso
eres, puerquito,
como
el deslizado amigo del rayado Winnie Pooh.
A
los saltos por la selva edificada
tu
puerca pezuña avanza;
de
dulces y paletas, el chanchito, se arma.
En
sus cartucheras
mil
otros dientes guarda,
por
si entre las puercas sombras
sus
dentelladas fallan.
Ominoso poema
Lorna
sujeta sujetos sujetados de ira,
en
Babilonia Editorial.
Nevermind.
Del
pistacho zepeliano, ni fu ni fa…,
los pitufos, menos.
Sam
ha dejado de tocar otra por los ruidos molestos.
Estreptococos en botella de las tres y cuarto
y
una media rasgada de lycra.
Presumido,
El Sacacorcho y su centro, bien echado, de dolmen.
ETA
me vuela el mate.
No sé, ¿y vos?
DEPENDENCIA
DE SERVICIO, SOLO PERSONAL AUTORIZADO.
Sinónimo
ultradimensional de parafina: Archaeopteryx, europio (EU), dodecaedro,
comechingón, en ciernes; Ziplocs; Bonanza, la serie.
Poetas
eran los de antes,
ahora
son meros kamikazes de la perestroika.
Licuefacción.
End.
Papanicolaou
Fornicar
entre corchetes,
desde
un estornudo de cadera apolillada
hasta
el piélago del otro,
no
es coger.
Menos
que menos, echar un polvo xanadú
por
la vertiente plana del ojo.
“Arde
la entraña…” expresó Matilde, en el intersticio
de
un papanicolau de colibríes homicidas;
punto
y aparte, gozó.
No
se la puede poner por poner, vos lo sabés…
A
caballo, se acaba rápido, más si va sentada Madonna en shorts
y
es ignominia no presenciar la cosa.
Total,
culea el gordo, entre asteriscos mañosos y comillas españolas,
como
un guasón huracanado o un coya sin su llama.
En
tobogán de ambarinas luces se hace el amor;
suspiro
de montaña empinada,
aleteo
del femoral contraído, demiurgo del tácito encuentro,
amatista
a horcajadas del alma.
Para
follar es bueno el Euro y el Scania doble cabina,
(en
teoría).
La
mamma no se clava, ni en la cruz de Caravaca,
ni
siquiera es factible espiarla por la hendija de la galaxia,
dicho
sea de paso, ¡qué macana!,
deshago
la paja: a, j, a, p.
La vida es una mamada
Chupa
el Triángulo de las Bermudas
galeones
cojudos y avionetas bien piloteadas.
Chupan
los milicos en autos verdes; verde oscuro aceituna
y
a la hora trotskista que sea.
La
Paola chupa, entre el fresno tupido y el sauce que llora desencuentros;
despacio
chupa,
al
desliz de la gaza lengua en la noche.
Chupa,
con sigilo isleño, el chupacabras vertiginoso
y
hace fina cadera en las fintas de la escapada gallinácea, chupa.
El
de la barra, solitario e índigo tulipán, chupa
tequila
volcánico del golfo de México,
a
esponjosa boca y suerte echada,
lo
hace.
Chupan
los ovnis, con rayos tractores y artilugios a la moda;
después
de Dwight Eisenhower, los “almendrados”
todo
lo chupan.
Y
me chupa uno si tu mujer no la…; ella sabrá, después de todo.
Una
hipérbole de tristeza es cuando el cajero chupa
los
billetes magros de tu sorbida realidad.
Peor
aún,
el
agujero negro también chupa y como chupa
esa
bocacalle de destellante negrura a la misma buhardilla del gueto sideral.
No
crees, acaso, que
¡toda
la vida turra es una apoteósica mamada!
Supermercado chino
Ya
no compro en los chinos:
manteca,
dulce de higo, destapa cañerías,
bombas
de humo, batatas o atún desmenuzado.
Ni
siquiera, repasadores purpúreos anaranjados,
fósforos
Patito, escarbadientes (los de plástico duro),
pate
de foie, turrón del año pasado, sandalias baratas,
detergente
Camello para ropa fina,
un
bidón de lavandina, jamón cocido,
ni
hamburguesas de a dos.
Tampoco
aceitunas descarozadas…, no.
Bolsas
de agua caliente, paltas chilenas o disfraces de Optimus Prime;
ni
modo.
¡Esta
todo condenadamente caro!
Amarillos
desteñidos, se avivaron.
Mañana
migro al coreano.