miércoles, 24 de abril de 2024

 

Ocasiones

 

A veces, son besos;

otras, la deliciosa penumbra.

Repentino aleteo

de la trémula presencia

invade el sueño,

devela aquellos ritos

de los amantes del tiempo

estacionado en doble fila de los apurados silencios.

A veces, las risas;

otras,

son solo cuerpos,

deslizan sus roses,

se parapetan en pensamientos

abrumados por el incesante repique del deseo.

Complicidad de la bruma

del carrusel solitario

donde, tímidamente,

y en un destierro de razones,

solíamos besarnos.

A veces… los grillos,

corcheas de inquietos dedos,

marcan el ritmo para la piel del invierno,

desnudada de pasillos,

alcobas o buhardillas,

sometida al íntimo compás en los labios de fuego.

Otras veces,

la trama de una pasión desleía,

en un aljibe de lágrimas,

en una sombra desglosada, aterida,

por una calma de amantes,

inoportunos,

desvencijados,

que en estrellas fugadas de promesas

y en letargo, se vacían.

Aunque, a veces,

hay corazón;

mientras que, otras,

el estigma azulino de las longevas palabras,

aguardando por aquellas cartas

nunca, jamás por siempre,

escritas.